miércoles, 12 de mayo de 2010

Soneto al fin de la liga

Poco tiempo queda de campeonato
y el Domingo el final está servido.
Tanto esfuerzo la pena habrá valido
si al final no triunfa el Villarato.

Clemente pensará: “A ver si empato”;
los nuestros lucharán como es sabido,
y aunque algunos goles hayan caído
verán cómo va el Barça a cada rato.

Los de blanco estarán muy orgullosos
si esta liga se acaba con buen fin.
Los culés se retirarán llorosos,

en Pucela tendrán su maletín,
Ibra y Piqué estarán muy cariñosos,
los demás mirarán con retintín.



Nota: los versos acabados en palabras agudas deben tener diez sílabas de acuerdo con las reglas de la métrica.

domingo, 21 de marzo de 2010

Los coches y sus cambios de marca

Uno de los sectores que más ha sido golpeado por la crisis es el automovilístico. Es un sector muy sensible y que ha sido ayudado por los gobiernos. No querría dejar pasar el párrafo sin quejarme de que al sector publicitario no lo ha ayudado nadie. Y a las empresas de branding no digamos. Somos probablemente las más afectadas por “los ahorros de costes”.

Volviendo al mundo de los coches, ahora hay varias marcas que trabajan en su imagen o por lo menos amagan con ello.

La primera que lo ha hecho, y lo ha hecho bien ha sido Citroën. Tengo que decir que Citroën se planteó el problema con seriedad y trabajó mano a mano con Landor. En el proyecto se trabajó un nuevo posicionamiento, apoyado en la creatividad tecnológica de la marca,
- tan poco comunicada y tan cierta –, se modernizó la identidad, se creó un completo código de comunicación gráfica, tono de voz y se diseñó un concepto modular de puntos de venta y servicio que se aplicará gradualmente en todo el mundo.

Parece ser que tanto Seat como BMW convocaron hace poco uno de esos concursos no remunerados al que se invita a varias firmas. Grave error el de los que decidieron acudir al mismo ya que el tema aparentemente ha quedado en nada en ambos casos, lo que reafirma nuestra idea de enfocar estos temas de forma más seria. Es fácil involucrarse en un concurso y no comprometerse a nada. La divertida ilustración de los huevos con chorizo se hace patente. La gallina se involucra, pero el que se compromete de verdad es el cerdo.

Peugeot y Audi han hecho una renovación de su identidad. Y hay otros fabricantes que están a punto de decidir un socio para renovar la marca.

Al igual que en otros sectores como el de los electrodomésticos, la imagen de marca de un coche está muy relacionada con el puro diseño industrial. El servicio postventa y la calidad son importantes pero el diseño es uno de los detonantes de la decisión de compra. Recientemente conocí al director de diseño de Bosch y me entusiasmó lo importante y atractivo que es su trabajo. En el mundo de los coches Walter da Silva revolucionó los Alfa Romeo y posteriormente lo hizo con los Seat.

Y si el Mini no fuera tan bonito como es, y no recordara al antiguo no hubiera sido un éxito.

Menciono el diseño en estos momentos porque en mi opinión la marca que más está renovando su imagen no lo ha hecho con su identidad.

Se trata de Renault que está diseñando unos coches bellísimos, y eso se nota en las ventas. Tuvo una época en la que los hacía muy originales pero horrorosos según mi modesto entender. Los de ahora son verdaderos ejercicios de diseño, lo que tiene mucho mérito porque los condicionantes funcionales en el diseño de coches son muy restrictivos.

He dejado deliberadamente para el final a Toyota. El fallo detectado en el Prius ha dañado mucho su imagen. La última vez que escribí sobre algo parecido en la prensa fue por el accidente de Spanair. Entonces uno de los consejos que ofrecí fue la renovación de su imagen. Lo hicieron, aunque su nueva identidad no me gusta, lo siento mucho. La reciente comunicación visual es mejor. Spanair pudo quitarse algo de culpa por un error humano. Toyota tiene aún pendiente la regla número uno de la comunicación de crisis: transformarse de villano en víctima o en héroe. Esto no siempre puede hacerse, pero lo que Toyota tiene que empezar a pensar es en un plan de relanzamiento de imagen, con o sin cam

¿Y tú, de qué vas?


Una de las cosas en las que no nos ponemos de acuerdo las agencias de publicidad y las de marca es en el significado de la palabra “posicionamiento”. Para las agencias de publicidad y la mayoría de los clientes, el posicionamiento es “cómo me ven los demás”, es decir, la imagen percibida sintetizada. Para nosotros, el posicionamiento es la imagen deseada, que es la idea central alrededor de la que hay que trabajar para que me vean como quiero ser visto.

Ninguna de las definiciones es mala. A mí me gusta más hablar de identidad e imagen. La identidad es cómo soy yo, reside en el emisor. La imagen es cómo me ven y reside en el receptor. Lo que está claro es que lo que nosotros llamamos posicionamiento, desde el punto de vista del emisor, no debe ser definido sin contar con el cliente. Ni mucho menos debemos preguntar al mercado como desearía ver a un cliente. Es bueno escuchar, saber qué piensan de él, saber qué cosas le importan a los consumidores… Pero el posicionamiento es algo a lo que el cliente debe comprometerse.

Por eso es inadecuado pedir a una agencia que defina un posicionamiento sin que haya un trabajo previo en equipo con el cliente. Aunque la agencia haya estudiado concienzudamente lo que el mercado opina de la empresa segmentándolo de todas las maneras posibles, nunca sabrá a qué es capaz de comprometerse su cliente, ni su estrategia de negocio a largo plazo, que es necesario conocer para que el posicionamiento sea atractivo y relevante para la audiencia objetivo.

La definición de un buen posicionamiento requiere varias cosas. La primera es segmentar el mercado al que se dirige la empresa. La segunda es una profunda reflexión para encontrar espacios nuevos que ocupar. Esto es una tarea muy difícil y a veces arriesgada. Para hacerlo bien no hay que intentar gustar a todos. Hay que gustar al mercado objetivo. Y el resultado debe ser lo suficientemente simple para enunciarlo en diez segundos. Dicho de otra forma, para mí, el posicionamiento es la respuesta a la pregunta: “¿Y tú, de qué vas?”.

lunes, 15 de marzo de 2010

IKEA: Diseño y Creación de Valor




El pasado 10 de Marzo, tuve el privilegio de dar una conferencia en el “Diseña Forum” en Zaragoza, evento organizado por el departamento de industria, comercio y turismo. El evento fue todo un éxito de participación y organización. Mi ponencia tenía la dificultad de ser precedida por la de un magnífico presentador (Marino Maganto) que habló de un caso de éxito: IKEA.

¿Sabían que IKEA aunque para muchos es una marca reciente fue fundada en 1943 (sólo dos años más “joven” que Landor)? Su nombre, que no se pronuncia igual en inglés que en sueco o español viene de las iniciales del fundador (Ingvar Kamprad), de la granja donde se crió (Elmtaryd) y el pueblo donde nació (Agunnaryd).

IKEA es una marca magnífica. Yo le veo dos grandes virtudes. La primera es que su idea diferencial es única en su sector (democratizar el diseño) y es llevada al extremo. Es verdad que Zara hace lo mismo, pero en un sector muy diferente, y (según mi punto de vista) siguiendo tendencias más que creándolas, centrando su valor en la eficiencia logística. La segunda razón, que es realmente una matización de la primera, es que para lograrlo se apoya en diseño propio pensado desde su génesis para optimizar costes y repercutir estas ventajas en los clientes. El diseño de IKEA se hace en Suecia. Cuentan con diseñadores de diferentes países pero para trabajar en diseño en IKEA hay que irse allí. Son lentejas.

Esto permite controlar muy bien lo que se hace y crear valor a través del diseño. Cuando se gesta un nuevo producto se intenta minimizar el transporte de aire. El número de productos que caben en cada palé es una variable crítica, por lo que se diseñan objetos apilables.

Los materiales también son susceptibles de innovación. ¿Para qué usar madera cara en el interior de un mueble si no se va a ver? La innovación de IKEA también se extiende a los materiales, llegando a utilizar serrín de plátano, un material que se desperdiciaba.

En un mundo comprometido con la sostenibilidad, IKEA es un ejemplo de cómo se puede ganar dinero de una forma comprometida a la vez que ingeniosa.

lunes, 8 de marzo de 2010

Pocos nombres poco comunes



De nuevo la columna va de nombres, ya que quizá por deformación profesional no hago más que ver nombres que me llaman la atención por inapropiados y porque el tiempo los pone en su lugar. Mi colección de nombres terminados en ALIA sigue creciendo sin fin con gloriosas incorporaciones como doctoralia, reparalia u opticalia.

Ahora en el diario Expansión se está poniendo de moda llamar a los bancos por su apellido. No todo el mundo tiene el poderío del primer banco de España, cuyo nombre empieza a competir con el de la propia ciudad. Leíamos hace poco: “Santander se ocupará de la reconstrucción de Chile”. Sólo al ver la foto de Don Emilio supe de qué se trataba, y eso que “El Santander” es de los que puede permitírselo.

La eliminación de la palabra “banco” en los rótulos no garantiza que el planeta sea capaz de asociar a una empresa con su sector en cualquier contexto. “El Popular” ya la eliminó hace diez años. Y ojo, que al decir “El Popular” y en este contexto, se entiende que hablo de un banco. Pero lo que no tiene sentido es todo un párrafo en el que se dice: “El presidente de Popular mantendrá su sueldo fijo, mientras que Guipuzcoano…” Cuando se habla del presidente de Popular no sé si hablamos de Ángel Ron o de Mariano Rajoy. De hecho, al hojear hoy el periódico y al hablar de Layetana no sabía si hablaban de Caixa Layetana o de la inmobiliaria Layetana.

Cuando decidimos llamar a una empresa por un gentilicio ya sabemos a lo que nos arriesgamos. Es más fácil pasar de ser Mutua Madrileña a ser “la Mutua” que pasar a ser “Madrileña”. Y peor lo tienen los adjetivos que los gentilicios. “Popular” a secas es peor que “Levantina”, y “Levantina” mejor que “Levantino”. Esto es porque el género femenino le va mejor a las compañías, que son femeninas, no como los bancos, que son de las pocas empresas “masculinas” (el banco). Sin embargo, siempre podremos adueñarnos de un nombre acuñado, más difícil de crear pero mejor a la larga.

Y por si no lo habían pensado, así será mucho más fácil hacer un seguimiento de lo que se dice de nosotros en Internet y las redes sociales.

martes, 23 de febrero de 2010

El tono de voz



Esta semana, en el capítulo de la serie de Antena 3 “El Internado” uno de los personajes se ve en la situación de tener que saber si su prisionero es uno de los malos o su hermano, un clon perfecto que es de los buenos, sabiendo que uno de los dos ha muerto. Por supuesto, a ambos los encarna el mismo actor. La situación la acaban resolviendo los guionistas de una forma más entretenida que lógica, pero sin entrar en interrogatorios imaginativos había una forma de distinguirlos: su tono de voz. El malo habla con mucha seguridad y cierta arrogancia, mientras que el bueno titubea y se muestra inseguro.

En los proyectos de marca también se trabaja el tono de voz de la misma. Recientemente hemos desarrollado el tono de voz de una conocida empresa de cruceros, y lo hemos hecho en varios idiomas. En este tipo de tarea se trabaja no sólo con estructuras gramaticales, sino también aspectos emocionales como la seriedad, el desenfado o la autoridad y se realizan glosarios con los términos recomendados y con los términos a evitar.

Pero por mucho que se quiera regular la comunicación verbal, a la hora de la verdad cuando se realizan los anuncios o las piezas de comunicación del día a día es necesario el dominio del lenguaje y un gran sentido común. Y aquí viene el problema. El nivel educativo de nuestro país es cada vez peor. Los medios de comunicación destrozan el idioma. Y en las agencias se ven muchas zapatillas de deporte, muchas camisetas, muchas ideas creativas y muy poco dominio del idioma. Cada vez es más necesario un guardián de la marca para preservar este aspecto.

La sociedad actual fomenta el estudio de un segundo idioma hasta el punto de que se intenta llegar al bilingüismo forzado. Nos olvidamos de que para hablar bien idiomas es fundamental dominar al menos uno.

Recientemente he oído un anuncio de radio que dice: “Céntrica agradece a sus clientes por…”. No se agradece “por”, se agradece “que”, pero sobre todo, lo que se agradece es que las agencias y los clientes revisen bien los anuncios y los mensajes antes de reproducirlos hasta la saciedad.

jueves, 18 de febrero de 2010

El lio padre



Quiero aprovechar la celebración del “Mobile World Congress” en Barcelona para reflexionar un poco sobre lo complejo que es este mundo tecnológico que está cambiando nuestras vidas.

En la feria se han presentado todo tipo de artilugios, cada vez más capaces y cada vez más “convergentes”. Y con la convergencia que debería simplificar la gestión de la marca tendiendo hacia soluciones monolíticas como la que acertadamente han decidido Orange y Vodafone han llegado nuevos problemas. Telefónica también ha decidido simplificar, utilizando Movistar como única marca comercial, aunque en mi opinión va a tener difícil acabar en una solución igual de limpia que la de sus competidores, ya que la prensa, analistas y empleados siempre hablarán de la compañía y no tanto de la marca comercial.

La convergencia y la competencia van a hacer que las operadoras disminuyan los márgenes en los servicios más básicos y comiencen a comercializar servicios que antaño les eran ajenos. Me refiero a los contenidos audiovisuales, el tráfico de datos asociado a aplicaciones tales como las redes sociales, la descarga de música, la televisión en el móvil, o incluso cobro por transacciones como los pagos con el móvil o la reserva de entradas. Me gusta citar a Scott Adams que ya hace años vaticinaba el fin de los monopolios para dar entrada a los “confusopolios”. En un régimen de confusopolio donde el cliente tiene muy difícil comparar ofertas sólo las marcas más atractivas emocionalmente tienen las de ganar ya que la tecnología también va a dar entrada a empresas como los agregadores, que compararán todas las ofertas del mercado en función de cada circunstancia particular para contratar con la más conveniente. Ya es mayoría quien contrata así los seguros en Reino Unido.

En este confuso entorno las operadoras no sólo competirán entre sí, sino que lo harán con los grupos de comunicación, con los bancos o con los medios de pago. Y no sólo eso, sino que tal y como ocurre en el mundo de los servicios tecnológicos e informáticos serán a la vez socios y competidores dependiendo de cada caso.

Desde el punto de vista de la marca, las compañías tienden a nominar sus productos de forma genérica para hacer recaer el valor añadido en la marca madre. Los nombres que no sean genéricos tampoco tendrán excesiva personalidad. Así ocurre con Vodafone 360 o con el servicio Orange Money. Esto tiene como consecuencia que es muy difícil registrar como marca este tipo de servicios salvo que vayan acompañados de la marca madre. La única forma de conseguirlo es dar nombres asociativos que no sean considerados un genérico, o dar nombres acuñados para la ocasión, aunque hacer esto último va en contra de la arquitectura monolítica que todas van adoptando, causando una dilución de la marca o que un servicio killer o muy exitoso se acabe comiendo a la marca madre.

Volvemos al título del artículo: el lío padre. Imaginen que queremos usar Facebook desde nuestro iPhone, con el servicio de sincronización de agenda de nuestro proveedor de telefonía para colgar fotos que tenemos en los álbumes de Google (Picasa Web). A lo mejor necesitamos contratar un consultor para eso. El ganador de esta guerra será el que haga las cosas más fáciles (y Google suele hacerlo) o el que tenga la suerte de ponerse de moda y no pierda su ventaja.

Google ya ha lanzado un teléfono. Aún no vende telefonía IP (creo) pero apuesto a que falta poco. Este mundo tecnológico es como una gran ensalada de frutas. Hay contenidos de todo tipo. Hasta hoy las operadoras eran como un cuenco, y los dispositivos de acceso eran los cubiertos, unos mejor que otros para comer según qué cosa. Y lo que está ocurriendo es que nos están empezando a vender un kit de merienda con cuenco, macedonia, cubiertos, servilletas y bebida que contrataremos a aquel del que más nos fiemos los que no queremos más líos en nuestro día a día.